lunes, 31 de agosto de 2015

Extracto intervención Diego Ancalao G. en lanzamiento libro Mapuche Hijo de Dos Naciones - 28 de Agosto de 2015.



Extracto intervención Diego Ancalao G. en lanzamiento libro Mapuche Hijo de Dos Naciones - 28 de Agosto de 2015.

Mariño de Lobera era un soldado que llego con Pedro de Valdivia en el año 1551 a invadir el territorio Mapuche, el que hoy se le llama Chile.
Como soldado raso escribió todo lo que veía, sus escritos se publicaron con el nombre de: “Crónicas del Reino de Chile”. En él Habla del “Ejemplar Castigo”, que consistía en encerrar niños, ancianos y mujeres en una casa, y quemarlos vivos. Cortarles una mano a los hombres, la nariz y las orejas. Pensaron que al enviar al Mapuche mutilado a sus clanes los demás temerían a los españoles, pero los sabios antepasados dijeron “estos nuevos Incas (Weinca), nada bueno quieren, y si va a correr sangre del mapuche que también corra la de ellos”.  
Entonces Ngenechen envió lideres a defender nuestra tierra, llego Levtraro, Caupolican y Pelantraro y mandaron un mensaje a todos los clanes Lafquenche, Pehuenches, Williches, Nagches y Wenteches, ese mensaje era la “Flecha ensangrentada” y se unió todo el pueblo para defender la patria Mapuche.
Pero a Lavtraro lo traicionaron sus hermanos y lo asesinaron, a Caupolican lo mataron cruelmente y a Galvarino le habían cortado las manos. Pero jamás se borro de la memora del mapuche la lucha de los valientes.
Y la tierra se volvía a levantar con Pelantaro de Purén y la flecha ensangrentada volvía a correr y el pueblo se volvía a unir y así derrotaron a los españoles en 1598 en el triunfo de curalaba. Y el pueblo se volvía a levantar y la flecha ensangrentada volvía a correr. Y así llegamos hasta hoy.
Somos resultado de una lucha centenaria a la aniquilación de ayer y a la asimilación de hoy. Somos el resultado de la lucha de nuestros ancestros, tenemos una responsabilidad y un deber que asumir – ¿Cual va a ser el pueblo Mapuche que le dejaremos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos?.
En estos nuevos tiempos los mapuche hemos visto que el futuro de los pobres y postergados de Chile esta unido inseparablemente al nuestro porque son víctimas del mismo sistema político injusto que los tiene durmiendo en las calles y sin comer, es la misma fábrica de pobreza que hace que la persona se denigre a lo más mínimo, cientos me mujeres de los sectores más postergados han llegado a perder la dignidad. ¡No podemos seguir esperando!
Por eso este libro habla de la lucha de nuestro pueblo y del sufrimiento de miles de hombres y mujeres que sufren por no tener que comer ni donde dormir, y el mapuche se va a transformar en la vanguardia y muchos van a entender que no solo luchamos por la justicia mapuche sino por la justicia de todos los marginas y discriminados de Chile a los que también llamamos a apoyarnos.       
Recuerdo cuando era niño algunas mamá de amigas les decían no te juntes con ese indio, escuchaba que algunos mapuche les decían awincaos a los mepuche que íbamos a la universidad o a los que tenían los ojos claros. Entonces nos encontramos entre dos mundos.
Pero la idea de la raza pura fracaso con la locura de Hitler, hoy el mapuche de 500 años está en el museo o en una caricatura del Icarito, el mapuche de hoy es el que reconoce que es descendiente de los guerreros de nuestro pueblo, que asume su condición de defensor de su pueblo y que sueña con que su pueblo recupere su libertad y vuelva a ser lo que fue. Es el que asume la deuda histórica con sus antepasados para dejar un mejor pueblo mapuche a los que vienen.
Este libro se llama hijo de dos naciones, porque somos hijos de la misma injusticia que sufre el chileno pobre al que no le preguntan el apellido y no le dan el derecho a elegir no ser postergado. Y porque muchas madres y abuelas no mapuche han llorado la partida de su nieto o hijo mapuche en esta lucha a lo largo de la historia. Uno no elije porque nacer pero si elije por que morir.
No podemos volver atrás, debemos avanzar, porque un día llegará la gloria y será nuestra. Algún día cuando nuestra guerra contra la injusticia termine, estaremos por fin seguros aquí, en nuestra tierra. La gloria está destinada para los que creen en la belleza de sus sueños y llegará el día en que nuestro sufrimiento se convertirá en bendición.
Pero nadie puede ganar la batalla individualmente, se necesita la sabiduría de los ancianos, la energía de los jóvenes, la unión de los rehues y marchar juntos con los postergados de Chile. Hoy he visto que ese día llegará.
En uno de los momentos más tristes de nuestra historia como pueblo, cuando asesinaban a nuestros líderes, estos crearon un grito tan grande que recorrió todos los rincones de la historia por más de 500 años hasta hoy – decía Marrichiweu – que quiere decir: si cae uno se levantan 10.
Hoy como antes lo hicieron nuestros ancestros, venimos a dar la batalla de nuestro pueblo y a pasar el mensaje mediante este humilde libro, y será así como antes corrió la flecha ensangrentada que unió a todo nuestro pueblo, y sé también que al igual como ocurrió con nuestros ancestros si yo caigo sé que se levantaran 10.
Pero hoy no le temo a ningún hombre, me siento feliz porque he visto la tierra prometida de nuestro pueblo que esta junto a la tierra de justicia e igualdad de los pobres y discriminados de chile. Es probable que yo no llegue con ustedes, pero sé que llegaremos como pueblo.  
Marrichiweu (si cae uno se levantan diez)
Weuhuwin (ganaremos)
                          

PALABRAS DEL SR. MINISTRO DEL INTERIOR - EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE DIEGO ANCALAO



PALABRAS DEL SR. MINISTRO DEL INTERIOR Y SEGURIDAD PÚBLICA EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO “MAPUCHE: HIJO DE DOS NACIONES”, DE DIEGO ANCALAO
Santiago, 29 de agosto de 2015


Más allá de los temas de fondo de que trata el libro, hay dos elementos que no quiero dejar pasar y que explican, en buena medida, el porqué del texto que hoy estamos presentando.

Primero, la historia de vida de Diego Ancalao, el autor de los relatos que dan vida a este libro. La historia de un joven nacido en los años 80’ en Purén.

Recuerdo que en ese tiempo yo estaba cursando Derecho en la Universidad de Chile y nos uníamos, quizás tímidamente aún, a la lucha por recuperar la libertad y la democracia. Pero en esos mismos años Diego comenzaba a dar sus primeros pasos allá en la provincia del Malleco, de la mano de padres campesinos de mucho esfuerzo y en un ambiente de pobreza.

Y así, haciendo frente a las dificultades, a la discriminación y a quienes le decían que no había ninguna posibilidad, supo sobreponerse y seguir adelante para alcanzar las metas que se había propuesto. Y claro, entre esas metas está la de visibilizar y reivindicar la historia del pueblo mapuche. Y Diego lo ha hecho desde un lugar que el diputado Sergio Aguiló reconoce en la presentación del libro como muy difícil: el lugar de la política.

No por nada, he conocido al autor en el marco de las reuniones que hemos tenido en el Comité Político con la Nueva Mayoría, como representante de Izquierda Ciudadana.

Y destaco esto porque en momentos como los actuales, la política es compleja, y está marcada por el desprestigio y un malestar ciudadano que se arrastra ya desde hace tiempo, pero que se ha visto agravado por las actuales faltas a la ética.

Permítanme al respecto hacer un paréntesis y recordar que en nuestra historia política y parlamentaria hubo una época, previa al golpe militar, en que los mapuche alcanzaron por el voto popular una representación destacada: Francisco Melivilu, electo en 1924, Huenchullán, Cayupi, Huenuman o el recordado Venancio Coñuepan, entre otros. De hecho Coñuepan fue fundador de la Corporación Araucana, diputado en tres periodos y Ministro de Tierras y Colonización en el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo.

Y todos ellos, independiente de sus muy variadas filiaciones partidarias, buscaron desde la política aportar al desarrollo del país e instalar en el centro del debate las condiciones de vida y derechos de los pueblos originarios.

No me queda más que saludar y reconocer a aquellos jóvenes que han preferido no quedarse en el malestar, la queja o la apatía, sino que dedicar sus esfuerzos, energía y talento a represtigiar esta actividad. El propio Ancalao valoriza el rol de la política y los políticos, y afirma, sin ambages, que:

Para avanzar hacia un desarrollo de verdad es necesaria la participación política de todos los actores sociales (…) Los ciudadanos y especialmente los jóvenes deben prepararse, atreverse y trabajar en la construcción de una propuesta de cara al futuro…[1].

Y esa participación y acción política cobra especial relevancia cuando lo que inspira esa decisión es, en palabras del autor, dar una verdadera batalla “contra la pobreza, la falta de oportunidades, la discriminación y la injusticia[2]. Déjenme decirles que no puedo sino compartir plenamente esos propósitos, porque a fin de cuentas son los mismos objetivos que animan al Gobierno y a la Nueva Mayoría.

Pero vamos a lo que nos convoca, que es el libro “Mapuche: Hijo de dos naciones”. Aquí Diego Ancalao reúne 31 artículos publicados en diferentes medios de comunicación, incluido el discurso que el mismo autor pronunciara en el primer Congreso Nacional de Izquierda Ciudadana.

Y en todos ellos, ya sea al preguntarse sobre la “paz en La Araucanía”, o hablarnos de la industria forestal, la noción de autonomía, la corrupción, la esperanza en los jóvenes, la historia del toqui Pelentaro, la educación, el deporte, la política energética y muchos otros, lo hace siempre interpelando al lector desde el orgullo y la reivindicación del ser mapuche.

Y aquí quiero hacer una primera afirmación: creo sinceramente que todos aquellos que reducen el problema de La Araucanía a la violencia están muy equivocados. Hay hechos de violencia y delitos que han tenido muy lamentables resultados –para mapuches y no mapuches–, y esas situaciones deben ser enfrentadas con fuerza y con la legitimidad de la ley.

Pero el problema de fondo, y lo he señalado en otras ocasiones, es que como sociedad no hemos sido capaces de reconocer y corregir una historia de maltrato y discriminación hacia los mapuche que se arrastra desde lo que eufemísticamente hemos llamado “pacificación de La Araucanía”.

Como señala Ancalao en uno de sus textos, y aquí lo cito: “para lograr la paz no basta con crear condiciones para el diálogo y citar simplemente a las partes en conflicto, (…) el desafío consiste en que seamos capaces de instaurar una nueva forma de liderazgo, de impulsar una sociedad solidaria que otorgue igualdad de oportunidades a todos[3].

Hemos avanzado, es cierto, pero tenemos temas pendientes. Recuerdo una conversación que sostuvimos hace ya tiempo con el Primer Ministro de Nueva Zelanda, y le pregunté cuál era el momento que él podía identificar en que se había avanzado efectivamente en una nueva relación entre los neozelandeses y el pueblo maorí. Y él me señaló que fue cuando se asumió en la sociedad que en esa materia tenían un problema. En Chile no hemos terminado de asumir que tenemos un problema.

Situaciones de pobreza y falta de oportunidades existen claramente. Actos de discriminación hemos visto en muchas ocasiones. Y qué decir que como sociedad aún no logramos comprender en toda su complejidad y riqueza las particularidades de la cosmovisión y la cultura mapuche, y mucho menos reconocer el carácter multicultural de la sociedad chilena.

Hemos aprendido que las soluciones impuestas desde arriba o las propuestas construidas exclusivamente desde lo que se llama el “poder” no tienen otro destino que el fracaso. Lo que se requiere es dialogar, escuchar, comprender que el concepto de crecimiento y desarrollo no es igual para todos. Entender a fin de cuentas que se trata de un tema de carácter social, cultural y político.

A través de las páginas del libro hay asuntos recurrentes: la pobreza y la exclusión, las ganas y la determinación para salir adelante pese a las dificultades, el orgullo de la herencia mapuche, la historia de un pueblo y sus héroes que estaba aquí antes de la llegada de los españoles, y aspectos aun no resueltos como el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios.

Y sobre este último punto el autor nos interpela a avanzar, ya que una medida de este tipo “es un aporte significativo a superar los conflictos desde una perspectiva filosófica y práctica de mayor profundidad y alcance, que puede contribuir a ese reordenamiento y reorganización que la sociedad chilena empieza a demandar con urgencia[4].

No puedo sino estar de acuerdo con Diego. Hemos avanzando en estos 25 años de democracia, pero no hemos logrado consolidar los elementos definitorios de una auténtica política de Estado de largo alcance respecto a los pueblos originarios. Y uno de esos temas pendientes dice relación con el reconocimiento constitucional.

Ustedes bien saben que el Gobierno ha señalado con claridad que este es un desafío impostergable. Y creo, sinceramente, que el proceso constitucional, la construcción de una nueva Constitución, puede ser un punto clave para comenzar a reparar esa deuda histórica que mantenemos. El reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas debe ser, sin duda, uno de los ejes de la nueva Constitución, que debe hacerse cargo del carácter pluricultural del país.

En cada uno de sus textos Diego nos interpela a todos, mapuche y no mapuche. Un llamado a combatir las injusticias y defender lo que, a su juicio, legítimamente le corresponde al Pueblo Mapuche. Podemos no compartir todo, podemos tener diferencias, pero no me queda más que valorar la manera honesta en que el autor se plantea ante la defensa de los derechos de los mapuche, cuando nos señala que esta “ha de ser abierta, clara y especialmente no violenta, sostenida inmutablemente en la fuerza de la razón y el poder de nuestras ideas[5].

En los diversos escritos, elaborados en distintos momentos y coyunturas políticas está siempre la visión de un joven mapuche orgulloso de ser quien es, comprometido con el país y los más desfavorecidos, decidido a aportar. Como muy bien él señala en el artículo “¿Por qué entré a la política”: por ser una cuestión “moral y valórica, donde si tu no haces algo por combatir las injusticias, entonces eres cómplice[6].

Por este llamado, que nos recuerda a todos los que estamos en política el fin último de esta noble actividad, es que recomiendo la lectura de este libro.

Muchas gracias.


[1] Pg. 37
[2] Pg. 11
[3] Pg. 15
[4] Pag. 71.
[5] Pg. 84.
[6] Pg. 88.

Invitación Lanzamiento Libro 28 de agosto de 2015

http://www.izquierdaciudadana.cl/2015/08/25/lanzamiento-de-libro-mapuche-hijo-de-dos-naciones-de-diego-ancalao/

Diego Ancalao, lanzó su primer escrito “se plasma en las páginas de un libro “ - El Ciudadano

http://www.elciudadano.cl/2015/08/30/207057/-esencia-de-un-hijo-de-dos-naciones-se-plasma-en-las-paginas-de-un-libro/
Diego Ancalao, vicepresidente de IC, lanzó su primer escrito

“La esencia de un hijo de dos naciones se plasma en las páginas de un libro “


La actitud de los jóvenes que han preferido no quedarse en el malestar, la queja o la apatía y han optado por dedicar sus esfuerzos, energía y talento a represtigiar la política, fue la frase con que el ministro del Interior, Jorge Burgos, destacó en el lanzamiento del libro “Mapuche: Hijo de dos naciones”, de Diego Ancalao, vicepresidente nacional de la Izquierda Ciudadana y joven miembro de esta etnia.
El secretario de Estado se excusó de asistir a la actividad por problemas personales, pero envió su presentación que fue leída por su jefe de gabinete.
La presentación del libro, invitada por el diputado y presidente de la IC, Sergio Aguiló, se realizó en la Sala de Lectura del ex Congreso Nacional y en ella participó también el profesor Braulio Carimán.
En su presentación, Burgos destacó la historia de esfuerzo del autor, quien haciendo frente a las dificultades, a la discriminación y a quienes le decían que no había ninguna posibilidad, “supo sobreponerse y seguir adelante para alcanzar las metas que se había propuesto. Y claro, entre esas metas está la de visibilizar y reivindicar la historia del pueblo mapuche. Y Diego lo ha hecho desde un lugar que el diputado Sergio Aguiló reconoce en la presentación del libro como muy difícil: el lugar de la política. No por nada, he conocido al autor en el marco de las reuniones que hemos tenido en el Comité Político con la Nueva Mayoría, como representante de Izquierda Ciudadana”, puntualizó
Agregó que en momentos como los actuales, la política es compleja y está marcada por el desprestigio y un malestar ciudadano que se arrastra ya desde hace tiempo, pero que se ha visto agravado por las actuales faltas a la ética.
En este contexto, reconoció a aquellos jóvenes que han preferido no quedarse en el malestar, la queja o la apatía, “sino que dedicar sus esfuerzos, energía y talento a represtigiar esta actividad. El propio Ancalao valoriza el rol de la política y los políticos, y afirma, sin ambages, que: “Para avanzar hacia un desarrollo de verdad es necesaria la participación política de todos los actores sociales (…) Los ciudadanos y especialmente los jóvenes deben prepararse, atreverse y trabajar en la construcción de una propuesta de cara al futuro…””, destacó el ministro.
PAZ EN LA ARAUCANÍA
Respecto del contenido del libro “Mapuche: Hijo de dos naciones”, Burgos destacó que en todos ellos, “ya sea al preguntarse sobre la “paz en La Araucanía”, o hablarnos de la industria forestal, la noción de autonomía, la corrupción, la esperanza en los jóvenes, la historia del toqui Pelentaro, la educación, el deporte, la política energética y muchos otros, lo hace siempre interpelando al lector desde el orgullo y la reivindicación del ser mapuche”.
En este contexto, dijo que todos aquellos que reducen el problema de La Araucanía a la violencia están muy equivocados. “Hay hechos de violencia y delitos que han tenido muy lamentables resultados –para mapuches y no mapuches–, y esas situaciones deben ser enfrentadas con fuerza y con la legitimidad de la ley”, enfatizó.
Pero según Burgos, el problema de fondo es que como sociedad “no hemos sido capaces de reconocer y corregir una historia de maltrato y discriminación hacia los mapuches que se arrastra desde lo que eufemísticamente hemos llamado “pacificación de La Araucanía”, dijo.
Así, y citando uno de los textos de Ancalao, el ministro Burgos señaló que “para lograr la paz no basta con crear condiciones para el diálogo y citar simplemente a las partes en conflicto, (…) el desafío consiste en que seamos capaces de instaurar una nueva forma de liderazgo, de impulsar una sociedad solidaria que otorgue igualdad de oportunidades a todos””.
ANCESTROS
La sabiduría de sus ancestros, la inquietud personal y la cercanía con personas sabias que, al igual que él, vivieron la pobreza y la inequidad, fueron determinantes para que Diego Ancalao comenzara a observar, leer, investigar, estudiar y analizar cómo sería posible contribuir a mejorar la calidad de vida de todos, desde las tierras de Purén Indómito, que lo vieron nacer.
Horas de análisis, diálogos, estudios y cuestionamientos dieron como fruto columnas de opinión que fueron publicadas en distintos medios de comunicación y en un ambicioso blog personal que él ha utilizado por años para poder plasmar sus ideas y, sobre todo, su defensa por los postergados, grupo al que él reconoce pertenecer.
Sin embargo, y como ha sido la tónica de su vida, hoy da un nuevo paso y lanza su primer libro, que contiene una selección de los textos que, desde hace mucho, son seguidos por quienes se sienten representados por su pensamiento analítico y por su afán de terminar con las injusticias sociales que han marcado la historia del país.
Sin lugar a dudas, uno de los temas que se repiten en gran parte de las columnas es el pueblo mapuche, la deuda histórica que sostiene el Estado con ellos, los mecanismos que han permitido despojarlos de sus tierras, los abusos que han sufrido; la utilización política de la que han sido víctimas y cómo las propias leyes chilenas son hoy las armas con las que son, cada vez, más heridos.
Asimismo, casi como una campaña educativa, toca -una y otra vez- la necesidad de que se reconozca la nación mapuche como tal, sin que los chilenos se sientan amenazados. Es que para él el reconocimiento como nación lo recibieron, incluso, antes del Tratado de Trapihue, en 1825, o más específicamente el 13 de marzo de 1819, cuando Bernardo O’Higgins, en su calidad de director supremo de la República de Chile, reconoció al estado mapuche y su independencia al decir: “Os habla el jefe de un pueblo libre y soberano, que reconoce vuestra independencia y está a punto de ratificar este reconocimiento por un acto público y solemne, firmando al mismo tiempo la gran carta de nuestra alianza para presentarla al mundo como el muro inexpugnable de la libertad de nuestros estados”.
El enriquecimiento de las empresas forestales y de las transnacionales en desmedro de las comunidades indígenas y del equilibrio ecológico es un tema que no puede estar ausente en textos escritos por un hombre de la tierra. En este contexto indaga detalladamente cómo estas entidades han actuado en la impunidad e incluso avaladas por los gobiernos de turno, por años.
El escenario, a su juicio, propicio para avanzar en pro de los derechos del pueblo mapuche, para terminar con la segregación política, para sacar la voz y tener la representatividad que merecen estos hombres de la tierra, para reconocer la desigualdad y los niveles de postergación que viven millones de chilenos, mapuches y no mapuches.
Cada uno de los textos está cuidadosamente explicado, avalado y comparado con ideas de grandes personalidades que, según Ancalao, no hacen más que ratificar que las aspiraciones de las etnias no sólo están justificadas, sino que son un derecho irrefutable que él, como joven mapuche que ha llegado a la dirigencia nacional de un partido político que cada día toma más fuerza, está dispuesto a defender ante todos y en cualquier escenario.